Cleonisia González: ligada desde su nacimiento con su linaje del pueblo Chango

Cleonisia González: ligada desde su nacimiento con su linaje del pueblo Chango

Texto: Sebastián Espinoza

Fotos: Israel Chávez

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La vida de Cleonisia González Cepeda está ligada desde su nacimiento con su linaje del pueblo Chango, naciendo en la costa de Barranquilla y siendo parte de la Comunidad Indígena Changa Calchilla. Viviendo en gran parte de su vida las tradiciones de esta comunidad que recorrió y recorre las costas del norte y centro del país con tradición ancestral.

Acerca de sus raíces Cleonisia, que actualmente es Consejera Nacional del Pueblo Chango, destacó que fue su padre quien les traspasó el conocimiento e información de sus orígenes, además de las costumbres ancestrales que se iban traspasando de generación en generación. “Él nos sentaba en una redondela a todos los que estábamos más chicos en ese tiempo, nos contaba historias en una fogata, nos decía de dónde venía, que es lo que hacían, que es lo que era la recolección, la trashumancia. Nuestros orígenes y tradiciones, al igual que mis tíos, además de vivirlos en el día a día durante mi vida”.

“Las mujeres iban detrás de los hombres que caminaban por la costa cazando u obteniendo comida del mar, nosotros nos dedicábamos a la obtención de productos de la costa y movilizar los capachos de campamento en la trashumancia”.

Cleonisia González

Bajo esas tradiciones heredadas la Consejera Changa se dedica actualmente en la costa de Barranquilla a la recolección de mariscos y algas, todo lo que sea de orilla. Rubro que le enseñó su padre y abuela, manteniendo una herencia familiar en el tiempo. Además mantiene tradiciones culinarias como el ahumado de pescado, preparar lapas sancochadas y el secado de productos al sol para posteriormente hacer trueques por verduras.

Sobre el rol femenino en la comunidad Changa en el pasado destacó que “las mujeres iban detrás de los hombres que caminaban por la costa cazando u obteniendo comida del mar, nosotros nos dedicábamos a la obtención de productos de la costa y movilizar los capachos de campamento en la trashumancia”.

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Aporte cultural

Como consejera del Pueblo Chango, Cleonisia tiene un rol fundamental en las decisiones que se toman en conjunto para el avance de este pueblo indígena en la actualidad. Ella destaca que las tradiciones se mantienen en la costa en su familia y tiene nietos ligados a la pesca, obtención de mariscos y hasta dedicándose a deportes como el caza submarina -muestra de actualización de tradiciones-, pero los avances en la tecnología dificultan el traspaso de la cultura a las nuevas generaciones.

“ Yo aporto en enseñar lo que a mí me enseñaron, hacer la comida de las mujeres changas que hacían en esos tiempos y que hasta el día de hoy yo las sé. Eso es como un aporte que siempre he hecho. Incluso hace poco hicimos un libro donde no tan solo salían las mujeres changas, sino que de otras etnias, donde salen las comidas típicas de cada cultura”, comentó González, quien además enfatiza que siguen vigentes y aportando día a día en sus familias y pueblo en general.

Cleonisia junto a su familia.

Para ella las dificultades actuales no son solo ligadas a la tecnología o la nueva manera que se afronta la vida, sino que la discriminación por ser mujer y de etnia indígena a estado presente tanto en las personas como en el Estado. “Yo como mujer changa que soy, vivo en Barranquilla, no digo que no haya avances y que la gente esté ahí y todo, pero siempre respetando nuestra cultura y el pedazo donde vivimos. Como changa me he sentido discriminada porque me han tratado de correr de donde nací, de donde nació mi papá que ya no está. Imagine que me quieren quitar el terreno donde yo vivo, cuando aquí no había nadie, nosotros siempre hemos vividos y ahora me quieren desplazar, el Gobierno no hace nada para ver este tema”.

Es enfática en insistir que hay una deuda con los Changos, pese a ser reconocidos en octubre del año 2020, aún hay vacíos legales pendientes y el territorio que han ocupado de manera ancestral es un tema por el uso comercial que tienen las costas del país, “le pediría al Gobierno, al presidente que nos vea y nos respeten”.

Pese a estas dificultades, es clara en que mantendrá la tradición y junto a su marido seguirán en la Comunidad Calchilla de Barranquilla, en la provincia de Copiapó, entregando conocimiento a los más jóvenes, con respeto a los ancestros que les dejaron un legado y enseñanza.

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