Estudiar desde la casa: otra evidencia de la desigualdad
Texto y Foto: Israel Chávez
Han pasado más de dos meses desde que el Presidente de la República, Sebastián Piñera, anunció la suspensión de clases presenciales en todo el territorio nacional, para resguardar la salud de los alumnos debido a la pandemia del coronavirus que afecta al mundo.
Con esta medida, miles de estudiantes han tenido que seguir realizando tareas desde sus casas, lo que ha dejado en evidencia una vez más que no todos tienen las mismas oportunidades.
Con esta medida, muchas familias que residen en campamentos de Copiapó, se han visto complicadas. La falta de recursos para imprimir las guías que mandan desde los establecimientos educacionales, la falta de internet y energía eléctrica y el hecho de que sus padres desconozcan los contenidos académicos y no puedan ayudar en la enseñanza de sus hijos, están entre las mayores dificultades.
En el campamento Candelaria de Copiapó, Katherine Olivares, quien vive junto a sus 4 hijos de 9, 19, 14 y 15 años de edad, da cuenta del complejo panorama que enfrenta para que logren los aprendizajes. “Ha sido muy complicado porque a ellos les están mandando las tareas por internet y aquí en el campamento no hay internet, sólo en los celulares tenemos, encuentro que es muy malo lo que están haciendo de darle tareas de esta forma, ya que hay muchos niños que son vulnerables y no tienen los medios”.
Olivares confiesa que se las arregla como puede para apoyar a sus hijos en el proceso, ya que sólo cuentan con un celular y se les hace casi imposible descargar las guías por esa vía, “Algunas guías las he tenido que ir a imprimir a un ciber y es muy caro. Una hoja sale de 100 pesos para arriba. Entre mis 2 hijos que van en la básica he llegado a gastar unos 35 mil pesos en una semana y nos siguen mandando guías”. Además agrega que, “solamente yo tengo celular, mis hijas mayores tienen que estudiar desde mi celular y cada cierto rato tengo ir recargando porque se acaba el internet. Mi marido trabaja en una barraca y le bajaron el sueldo porque está trabajando menos horas”.
Alejandra que cursa primer año medio, es una de las hijas mayores de la señora Katherine y reafirma lo relatado por su madre, “mi mamá tiene que estar recargando su celular cuando nos mandan material. No entendemos nada de lo que nos mandan porque hay cosas que no nos han pasado. Entre mis compañeros hay algunos que se les hace más fácil porque tienen recursos, pero hay otros que no”, señaló.
Alfredo Moro es carpintero y vive en el campamento Nueva Etapa de las Colonias Extranjeras junto a su esposa, su hija universitaria y su hijo que cursa enseñanza básica y comparte la misma reflexión, “es un tema complejo los estudios, ya que se está haciendo mucho tema online y la situación es precaria para todos desde el momento en que vivimos en un campamento. Es complicado el tema del internet porque muchos papás no tienen cómo poder pagarlo, hay que estar poniéndole de 2 luquitas para así comprar bolsas de internet para que los niños puedan estudiar. A veces hay mamás que tiene 2 o 3 hijos y es complicado”.
Moro además explicó cómo lo están haciendo para contar con el material para su hijo menor, “tenemos que estar bajando donde un familiar al Palomar para imprimir o estar buscando en la población una librería para poder imprimir las guías. Lamentablemente no hay trabajo, yo soy trabajador independiente y la situación está mala, tampoco se puede salir mucho a la calle”.
En el campamento Las Colinas, Victoria Paulet también comenta cómo está llevando estos días de pandemia, “tengo a 5 niños estudiando, una de primero medio, 2 de séptimo, 1 de segundo y 1 de primero básico. Están estudiando online o por guías que tengo que ir a buscar a la escuela, pero a una de las niñas no le han entregado, así es que estamos a puro computador porque no hemos podido imprimir nada. Es súper complicado porque yo no sé mucho de tecnología y a veces no sé qué hacer”.
Las movilizaciones por falta de energía eléctrica
Este lunes en los sectores altos de Copiapó, vecinos de diversos campamentos protagonizaron una serie de protestas para exigir la instalación de energía eléctrica en sus hogares. Manifestaciones que en algunos lugares terminaron con enfrentamientos entre vecinos y Carabineros.
No contar con este servicio, es uno de los mayores inconvenientes que enfrentan los alumnos que habitan en campamentos a la hora de estudiar, debido que ahora todo se está haciendo a través de una pantalla.
Una de las personas vive está problemática a diario es Aurelia Flores, vecina del campamento Ramón Carnicer, “Tengo dos nietos pequeños, uno que va al jardín y otra que va en tercero básico. A esta última le mandan tareas por internet, ella copia y su mamá le enseña cuando hay luz. Ahora llevamos una semana sin luz, así que estamos con velas”.
Además agregó que, “a veces ocupamos el computador de mi hijo para que la niña pueda hacer tareas, pero éste se descarga y no podemos cargarlo porque nos quedamos sin luz”, finalizó.
Estos testimonios permiten evidenciar que la emergencia por el coronavirus, no sólo está afectando la salud o la economía de las personas, sino también la educación de muchos niños y niñas que no cuentan con las herramientas necesarias para poder estudiar en estos tiempos de incertidumbre. Mientras el año académico sigue vigente bajo esta nueva modalidad, los estudiantes cargan con la exigencia de seguir repasando los contenidos, aún cuando algunos no cuentan ni siquiera con los servicios básicos.