Vivir en campamento en tiempos de pandemia

Vivir en campamento en tiempos de pandemia

(Foto: Israel Chávez)

En Copiapó es normal mirar hacia los cerros y ver una gran cantidad asentamientos con casas de madera, techos de zinc y en muchos casos pisos de tierra.

Según el último Catastro Nacional de Campamentos realizado por el Ministerio de Vivienda en la Región de Atacama, unas 9.600 personas viven en campamentos. Hoy muchas de esas familias están pasando momentos difíciles debido de la llegada del coronavirus al país, incluso hace un poco más de una semana confirmaron que 6 personas que residen en  Copiapó resultaron contagiadas de COVID-19. La cesantía y la falta de agua son algunos de los problemas que en la actualidad afectan con más fuerza a los vecinos.

Ruth Collao, presidenta de la Agrupación Campamentos de Atacama señaló, “por familia se les están entregando unos 230 litros de agua, eso les dura hasta el día jueves. La gente ocupa el agua para muchas cosas y no les alcanza ya que una familia está compuesta en promedio por 5 personas”. También agrega que, “Una persona de campamento no tiene lo mismo que otras personas, no puede abrir la llave y lavarse las manos todo el día. Esto nos genera preocupación. Nos pueden decir que compremos agua de bidón, pero tampoco hay recursos para hacerlo”.

Collao también percibe cómo ha aumentado desempleo, “Mucha gente está cesante y esto está recién comenzando, nos faltan los meses más crudos. La mayoría de las personas que están asentadas son temporeros, empleadas y hoy en día nos encontramos con la cesantía que también nos golpea súper fuerte entonces he ahí la preocupación”.

Una de las personas que está viviendo la falta de empleo es Johana Poris, quien vive en el campamento Colonias Extranjeras, “hay escasez de casi de todo, aquí la mayoría somos extranjeros y nos hemos quedado sin trabajo, todos los ahorros que tenemos los estamos gastando”. Johana también habla sobre la falta de agua y las medidas de limpieza que están teniendo en estos días para poder evitar el contagio del virus, “vivo con mi mamá de 52 años, tratamos de limpiar con cloro, esto es un gasto extra por la limpieza. Nos estamos organizando para tener más limpio en todo el campamento. La mayoría del agua la compramos, tenemos que esperar a venga el camión a vender y el tambor nos sale 2 mil pesos”.

En el campamento Candelaria los vecinos tienen un grupo de whatsapp en el que su presidenta Luisa Véliz, les recuerda todos los días los cuidados, sobre todo el uso de mascarilla al momento de salir para así evitar que llegue el coronavirus al lugar y afecte a los adultos mayores y niños.

Luisa también está viendo cómo aumenta la cesantía en el asentamiento, “yo les voy diciendo a los vecinos que hay que ir con cuidado ya que se vienen meses difíciles. A la gente la pararon en marzo porque la mayoría son trabajadores agrícolas. En este mes se están dando vuelta con el finiquito o el seguro de cesantía”.

Véliz señala que la fundación Techo los ayuda y que el Serviu un día les preguntó cuántas familias eran en el campamento y luego un grupo de militares llegó a repartir kit de aseo.

Miles de niños viven en campamentos en la Región de Atacama. (Foto: Israel Chávez)

Daniela Valenzuela, quien también vive en el campamento Colonias Extranjeras comenta que, “A nosotros nos trae agua un camión aljibe de la municipalidad y con eso si estamos harto complicados, ya que viene sólo una vez a la semana nos deja 10 mil litros dividido en dos estanques para 60 familias, entonces son menos de 200 litros por familia a la semana. El resto del agua que consumimos se tiene que comprar. El agua se tiene que distribuir en bañarse, comer y más encima ahora hay que agregarle el lavado de manos a cada rato”.

Daniela agrega que, “ya conocemos que hay casos de coronavirus en campamentos, entonces igual estamos súper preocupados y angustiados. Aquí lo primero que se debería haber hecho es sanitizar los campamentos porque se sabe que no tienen agua ni alcantarillado, entonces puede ser un foco de infección”.

A su vez la presidenta del campamento Villa El Mirador Colina Baja, Marisol Leiva dice que, “El agua la está llevando el camión de la municipalidad, pero debido al crecimiento del campamento, ya que han llegado mas personas a instalarse no nos alcanza. El agua que nos traen es para 23 familias, pero han llegado unas 30 personas más, con esto el camión no da a basto”.

Sobre la problemática que viven con la falta de trabajo en estos días Marisol menciona que, “La cesantía ha aumentado mucho más aquí en el campamento y esto ha traído que las personas estén sin presupuesto para el día a día. Tenemos casos de personas que han quedado sin trabajo, algunos son choferes de líneas colectivas, quienes arrendaban vehículos para trabajar y también tenemos temporeros que han quedado sin trabajo”. Acerca de las medidas que están tomando como campamento la presidenta agrega que, “Entre nosotros mismos hemos hecho rifas o donado mercadería para el que más necesite. Si sabemos que un vecino está mal, entre todos le aportamos algo y se lo llevamos”.

Respecto a la situación de los niños en el campamento dijo que , “es un tema bien insostenible para los niños porque entran mucho en estrés. También esta la necesidad de las familias que han quedado sin trabajo porque los niños necesitan leche, pañales, etc. Esto es preocupante, más encima aquí hay mujeres que están embarazadas”.

Es la realidad que viven miles de familias que habitan en campamentos de Copiapó, días llenos de incertidumbre en medio de la emergencia sanitaria.

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